Recientemente, el Hospital Niño Jesús de Madrid ha publicado una guía práctica para padres, enfocada a ayudarles a hacer frente a diferentes trastornos del comportamiento. Entre otros puntos, trata los trastornos del sueño. Hoy solo me voy a centrar en esta pequeña parte de dicha publicación. Atención, si tu hijo no se duerme solo y feliz a partir de los 6 meses, nos dice que nuestro pequeño sufre insomnio debido a que no ha adquirido hábitos adecuados para dormir en el segundo o tercer semestre de su vida. No salgo de mi asombro. Vamos a ver cómo

Soy madre de tres niños de 6, 4 y casi 2 años. Cada uno es único, distinto y ha tenido sus preferencias a la hora de dormir. Hemos tenido de todo, noches que les cuesta más dormirse, otras que menos (vaya, eso nos pasa también a muchos adultos… ¿no?). Etapas en las que les dejabas en la cama y se dormían solitos –pocas veces- y otras, más largas, en las que nos han necesitado cerca para conciliar el sueño.

A día de hoy os puedo decir que el descanso en mi casa es prioritario. Y que, si en algún momento nuestros hijos nos han necesitado SIEMPRE nos han tenido ahí. Eso no les ha convertido en seres dependientes, inseguros o con trastornos de sueño. Más bien todo lo contrario. Por ello, desde mi experiencia como madre, me veo en la obligación de reflexionar acerca de las recomendaciones que hace esta guía publicada antes de ayer, como quien dice, aunque parezca que hubiera sido escrita hace más de 30 años.

Reeduca y previene los trastornos de sueño

Entre las recomendaciones de esta guía encontramos “no acunes, ni mezas a tu bebé para dormir”. Cuidado, ha pasado unas 40 semanas dentro de ti, ahora tiene que aprender a buscarse la vida él solito (modo ironía ON). Durante el día le puedes decir que no se aleje, que esté cerca, que no se vaya solo… pero por la noche, queremos que se meta en una habitación a oscuras y solo y que se duerma sin rechistar.

Atención a las perlas que podemos leer en la guía: “No interpretes el despertar de tu bebé como hambre, sed o miedo”. Espero que el que ha escrito esto nunca se despierte con hambre, sed o miedo tras tener una pesadilla.

Pero de entre todos los consejos me quedo con este

  • “Si al llevarle a su cama llora desesperadamente cada noche, déjale en su cuna o cama y sal del cuarto. No entres en la habitación, es teatro, espera al menos cinco minutos. Si al entrar se calla, no le cojas ni le hables, sal diciendo “ahora a dormir”.
  • Si se despierta cada noche y te reclama para que le duermas, déjale llorar 30 minutos. Después entra para comprobar que está bien, algunos vomitan del enfado. No le hables, no le cojas, sal de la habitación y dices “ahora a dormir”. Así durante tres periodos de media hora. Antes del tercer día tu hijo no te reclamará, habrá aprendido a dormir sin tu ayuda.

Esto, amigos míos, es el método Estivill. Ese mismo que cuenta con bastantes detractores entre profesionales. Es decir, los niños nacen sin saber dormir pero sí con clases de interpretación de serie.

 

¿Qué dicen otros expertos de este tipo de métodos?

Como en todos los ámbitos, existen expertos que dicen una cosa y otros que dicen otra. Yo me voy a hacer eco de lo que dice el Dr. Alberto Soler, dedicado a la salud mental y pediatra con una larga trayectoria. Aquí dejo su conclusión, publicada en la web Tearapia Gestal Valencia:

 

«Mediante el empleo de este tipo de técnicas el niño no aprende a dormir, sino que aprende a no protestar ante la ausencia de sus padres, lo cual sí puede tener consecuencias importantes en el vínculo de apego»

Alberto Soler y Concepción Roger

 

¿Por qué queremos que los niños se duerman solos?

Queremos que los niños se duerman solos porque así no molestan. Queremos que nos dejen tranquilos y dormir en paz, como si no fuéramos padres. Se lo duro que es no dormir noches del tirón. Pero el fin no justifica los medios. Solo hace falta hacer la práctica mágica que siempre recomiendo: PONERNOS EN SU LUGAR.

Si te despertaras en mitad de noche y te desvelaras. Si te despertaras con miedo. Si tuvieras sed… ¿cómo te gustaría que te trataran?, ¿te gustaría que te ignoraran?, ¿te parecería bien que te dejaran llorar de angustia hasta vomitar?

 

Los niños sí saben dormir

Vamos a partir de una base: los niños saben dormir, de hecho ya duermen en el útero de su madre antes de nacer. Es importante adquirir buenos hábitos de sueño, por supuesto, pero eso no se consigue haciendo sufrir al niño y no respondiendo a sus necesidades.

Mis hijos se duermen conmigo al lado, me dan la mano, se acurrucan en mi hombro (por eso elegí camas grandes para ellos). Después, saben que yo me voy a mi habitación y que si en algún momento se despiertan y no pueden conciliar el sueño, pueden venir a nuestra cama. No hay broncas, peleas, conflictos… Jamás les hemos negado nuestro cariño y estoy bastante segura de que, gracias a ello, duermen bien, tranquilos y felices. Y eso no ha provocado que se metan en mi cama todas las noches. Y estoy convencida de que cuando tengan 30 años tampoco 😉

Si solo pudiéramos dormir colechando, colecharía sin duda. Lo hago en algunas ocasiones cuando es necesario y lo seguiré haciendo. Padres del mundo, si os lo podéis permitir, nada como una cama de 180 en vuestras vidas.Podéis ver este vídeo donde hablo de nuestra experiencia de forma más extensa.

Conclusión

Como decimos en nuestro curso Educa en Positivo, esto no va de buscar culpables, pero sí de concienciar y ofrecer información contrastada, actualizada y de calidad. Hay muchos padres primerizos que aceptarán a ciegas estas recomendaciones que, desde mi punto de vista como madre, son absolutamente crueles.

Los niños necesitan una figura de referencia que les de seguridad, conexión, cariño, en definitiva, una buena base para su salud emocional. Para ello, os recomiendo la lectura de libros como Disciplina sin lágrimas, El cerebro del niño o Ser padres conscientes, todos ellos de Daniel Siegel. Es doctor es profesor de psiquiatría clínica en la Facultad de Medicina de Universidad de California en Los Ángeles.

También te puede ayudar a entender este punto de vista la Disciplina Positiva.

Hagamos algo, pongamos voz a los niños que todavía no saben hablar.

 

Feliz día, molonas.

 

Gracias María Soto por compartir la existencia de esta guía en tu cuenta de instagram.

 

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