Hace un tiempo di una charla dirigida a padres primerizos en la tienda Bebépolis, en Las Rozas (Madrid). Una tienda donde cuentan con una exposición muy grande para poder ver y probar los productos antes de comprarlos, nuestro primer carrito fue precisamente de allí, igual que las sillas de retención para el coche. Además, tienen también venta online, podéis visitar su web pinchando aquí.

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Os prometí tras la charla que haría un post resumen con los consejos que ofrecí a los padres primerizos que asistieron ese día. Allá vamos.

Yo no fui una primeriza convencional, las cosas como son. No me harté a leer libros sombre maternidad, ni tampoco disfruté preparando la ropita de bebé y mi instinto brillaba por su ausencia (y mira que lo buscaba…). El miedo, en la recta final, se apoderó de mí y un simple comentario de mi madre “¿dónde te pongo las polainas?” desencadenó un ataque de pánico. No me veía capaz, me faltaban las energías, solo quería que el bebé se quedara dentro porque no sabía cómo se me iba a dar esto de ser madre.

Para mi sorpresa, llegó mi hija y la maternidad me pareció la repera (ayuda mucho también tener buenos pospartos y embarazos reguleros). Hoy, ya como madre de 3, estos serían los consejos que me daría si volviera a ser primeriza:

  • No te pongas las expectativas demasiado altas, las circunstancias van a marcar el ritmo de tu maternidad. No pintes en tu cabeza una imagen idealizada de la maternidad, con arco iris de colores y unicornios rosas; vívelo y hazlo lo mejor que puedas porque salga como salga, te aseguro que estarás siendo la mejor madre que tus hijos pueden tener.
  • Pide ayuda. Si eres de esas que piensan “puedo con todo yo sola y no necesito a nadie”, te aconsejo que te comas el orgullo un poquito y pidas ayuda. Tus padres, tu prima, tu mejor amiga, tu vecina, etc. si tienes que pedir que te echen un cable las primeras semanas, lo agradeceréis. Es una época de adaptación y de cambios, lo ideal es que alguien te eche un cable con la comida, la compra, la casa… (aclaro: el padre no ayuda, el padre participa de igual manera que para eso es su bebé también).
  • Relativiza. Te sentirás mala madre mil veces porque no diste a la primera con lo que tu bebé te estaba pidiendo a grito pelado, porque quizás tardaste más de la cuenta en cambiarle el pañal y tiene el culo como un mandril o porque no has conseguido ni ducharte en todo el día y la casa está patas arriba. Respira hondo, poco a poco le irás cogiendo el truquillo.
  • Permítete llorar. Llorar limpia el alma, no olvides que eres una hormona con patas, los bajones pueden llegar y son normales. No te sientas un bicho raro y llora, llora si hace falta. Seguro que después te sientes mucho mejor y lo ves todo distinto.
  • Acude a profesionales. Punto clave donde los haya. ¿La lactancia se te está haciendo imposible?, ¿no sabes por qué tu bebé llora como si no hubiera un mañana a determinadas horas del día?, ¿te sientes muy triste y no sabes por qué? Para todo ello hay solución, no te lo comas sola: acude siempre a profesionales como tu matrona, tu asesora de lactancia, tu pediatra, un fisioterapeuta pediátrico e incluso un buen psicólogo, si hace falta ¿por qué no buscar solución?, son gente cualificada y preparada para ayudarte. Si tardas en ir luego dirás “¿por qué leches no fui antes?”
  • No compres a lo loco y sin cabeza. Una de las consultas que más me llegan al blog es “¿qué cosas voy a necesitar cuando llegue mi bebé?” madres inquietas desde los pocos meses de embarazo que quieren estar preparadas para la llegada del bebé y lo quieren absolutamente todo. No hay que pecar comprando demasiada ropa (que luego no da tiempo a ponérsela o te nace un bebé bien regordete y no le vale); tampoco es necesario comprar el carrito más caro del mercado, ni un esterilizador último modelo, ni el mejor de los vigilabebés… antes de comprar te aconsejo que vayas descubriendo qué cosas vas a necesitar a medida que vivas tu maternidad. No te agobies y ve poco a poco.
  • No te gastes 1.000 euros en un carrito de bebé y luego escatimes en la silla de retención para el coche. Aquí sí me mojo. Cierto es que las sillas de retención no lucen tanto como determinados carritos de bebé de moda. Pero ¿qué es más importante?, ¿presumir de modelito o garantizar al máximo la seguridad de tus hijos en el coche? Cada vez que recomiendo que los niños viajen a contramarcha hasta, mínimo, los 4 años, siempre, siempre, siempre recibo las mismas respuestas “las sillas de retención a contramarcha son más caras, no me lo puedo permitir…”, pues no es del todo cierto, hoy en día hay cada vez más opciones y con un rango interesante de precios ¡infórmate bien antes de comprar!
  • Opinólogos. Cuando una se convierte en madre y uno en padre molón, proliferan expertos a nuestro al rededor como si de setas se tratase. Son como una plaga. Mi consejo ante este fenómeno: “escuchar, aceptar el consejo, asentir con la cabeza… y luego hacer lo que nos dé la real gana”. No merece la pena discutir, ni enfadarse, ni desesperarse. La gente no tiene mala intención, sencillamente, a veces algunas personas no miden. Y si esa persona es alguien muuuuuy cercano, como tu madre o tu suegra, el mejor truco es pedir que te acompañe a la matrona, por ejemplo, para que sea ella la que actualice sus teorías y conocimientos, quizás algo desfasadas.
  • No todas las madres, ni todos los embarazos, ni todos los partos, ni todos los hijos son iguales… ¡no te compares con los demás! tu maternidad es única e irrepetible, lo que me funciona a mí, a la de al lado no, punto y pelota.
  • Sigue tu instinto. La naturaleza es tan sabia que lo mejor es escuchar tu instinto antes de dejarte llevar por los consejos ajenos (incluidos los que puedas leer en mi blog o en mis redes sociales). Nadie tiene la verdad absoluta en nada, menos aún en la maternidad. ¿Necesitas compartir cama con tu bebé para dormir? ¡pues adelante! si puedes hazte con una buena cuna de colecho; ¿necesitas coger a tu bebé en brazos para calmarle? pues ¡hazlo! aunque te digan eso de “no lo hagas que se acostumbra”.
  • Ratitos para ti, ratitos para tu matrimonio… que sí, que al principio es imposible, apenas tendrás tiempo ni para darte una ducha pero poco a poco tendrás que ir recuperando momentos para ti y momentos para tu matrimonio. De nuevo confía en gente cercana que te pueda echar una mano: tus padres, tus suegros, los tíos de la criatura, una buena amiga… o una canguro. Marido y yo, por ejemplo, nos turnamos para hacer deporte, es decir, fomentamos mantener nuestras aficiones porque nos ayudan a desconectar y a eliminar el estrés. O nos lo curramos mucho para que los niños estén dormidos a las 21:00 h y tener un rato para los dos antes de irnos a dormir: cenar, hablar, ver una serie, etc.
  • Rutina, divino tesoro: en los inicios lo de las rutinas es complicado de establecer, en eso estamos todos de acuerdo. Pero, a medida que pase el tiempo podréis establecer horarios, lo ideal es marcar una rutina y repetirla cada día: misma hora para la siesta, el baño, la cena, la hora de ir a dormir, etc. Todo eso da mucha seguridad a nuestros retoños y nos ayuda a tener tiempo para nosotros. Y, así como os digo que respetar las rutinas es importante, igual de importante es no ser esclavo de ellas y tener cierto margen, ¡que no pasa nada si un día nos la saltamos!
  • Y recuerda lo más importante, no hay mejor madre para tus hijos que TÚ.

 

Si quieres añadir algún punto más a la lista, ya lo sabes, deja tu comentario aquí abajo, que entre madres y padres molones nos ayudamos mucho. ¡La unión hace la fuerza!

Y, si te ha gustado este post, no olvides compartirlo con todas las mamis y padres primerizos que conozcas. Por último, quiero agradecer la confianza de Bebépolis para contar conmigo en esa interesante charla con padres primerizos, lo pasamos fenomenal 🙂

¡Feliz día, molonas!

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