Madres del mundo, si algo he aprendido en casi 5 años de experiencia como madre es que una no puede hacer planes ni prever cómo van a desarrollarse los acontecimientos antes de tiempo. Tendemos a idealizar, a hacernos castillos de arena en nuestras cabecitas, a fantasear con embarazos bonitos, partos perfectos, lactancias alucinantes, a compararnos con el resto de madres… ¡¡¡ERROR!!! La maternidad hay que vivirla como lo que es: un camino apasionante pero no exento de imprevistos que tirarán por la borda, sino todas, la mayoría nuestras expectativas.

Por ejemplo, de nada me ha servido, nuevamente, tomar medidas para ponerme de parto de forma natural. Y empeño le puse o si no acordarse del baile que me pegué con el barrigón a lo Beyoncé.

single ladies

Pinchando en la imagen os lleva al vídeo colgado en mi instagram

Recordatorio: con niñamolona me puse de parto a las 41 semanas, cuando quedaban pocos días para que me lo provocaran. Con niñomolón no tuve tanta suerte y me tuvieron que inducir el parto. En esta tercera ocasión, no aprendo, me ilusionaba pensando que me pondría en faena de forma natural, que rompería aguas como en las pelis y tendría que sacar un pañuelo blanco por la ventanilla para llegar al paritorio, al raaaassss…

Pues no.

Minimolona estaba muy a gustico en mi interior, cuando fuimos a la última revisión me dijeron que el bebé correspondía a una semana más de lo que pensábamos, es decir, que tocaba provocarlo cuanto antes. Al parecer quedaba poco líquido amniótico y mi placenta estaba ya envejecida. Eso sí, tuvieron piedad de mí y nos dejaron el fin de semana tranquilos para vivir la llegada de los Reyes Magos en casa con los molones.

Llegados a este punto quiero decir a todas a las que os vayan a someter a un parto inducido que no os preocupéis porque no es para nada un drama. De hecho tiene sus cosas buenas:

  • Previsión: si tienes más hijos puedes “colocarles” con abuelos o cualquier otro familiar o persona de confianza, así sin prisas, despedirte de ellos, etc.
  • Puedes hacer la maleta con toda la tranquilidad. Sí, lo he vuelto a hacer, hice la maleta el mismo día de la inducción. Soy la resistencia.
  • Fundamental: te puedes lavar el pelo, depilarte… en definitiva, prepararte con todos los honores para la llegada de tu retoño, bien aseada y requetemona.
  • Por lo general te ponen la epidural antes de que puedas sentir dolor, pues eso que te ahorras.

Lo que sí os digo es que, salvo honrosas excepciones, las inducciones no son cortas, vamos que no es llegar y besar el santo. En mis dos inducciones he tardado entre 23 y 24 horas en dar a luz (no desanimarse, solo mentalizarse).

El parto de minimolona

El día 8 de enero de 2018 a las 16:00 horas llegamos al hospital para nuestra inducción. Como era de esperar, tuvimos que esperar en la sala de espera como quién va a sacarse una muela, cero romanticismo y sentimentalismo inicial. Después me llevaron a monitores donde comprobaron que solo había 1 contracción en 30 minutos.

Verde, bonita, estás verde.

Tras explorarme y ver que, efectivamente, estaba yo muuuuu verde botella, decidieron el método de inducción. Y como deben de saber que soy bloguera y luego iba a venir a contarlo, decidieron que no fuera igual que la anterior, así enriquezco el blog y no me sale igual que el del parto de niñomolón. Todo un detalle. (Ironía modo ON).

– “Vamos a ponerte un balón”

– “¿Perdone usted?”

– “Vamos a ponerte un balón para que simule la presión de la cabeza del bebé y tu cuerpo se ponga de parto de forma más natural”

¿Un balón?, ¿cómo?… y a esto ¿cómo se juega? Pues os he buscado una imagen en internet para que os hagáis a la idea de lo que es:

balon_induccion

Y me dejé, claro está. Eso sería entorno a las 18:00 horas y el balón podía estar en mi interior hasta 24 horas. Lo suyo es que, gracias al balón y su presión, una empiece a dilatar y la pelotita se caiga, pero yo no iba a tener esa suerte, claro está, que no me conozco yo “niná”. Como dato, os cuento que este método mecánico tiene mejores tasas de parto vaginal en comparación con las prostaglandinas que me pusieron en la inducción de niñomolón. Lo que viene siendo “despacito y con buena letra”.

Con el balón, que no duele ni nada pero es incómodo porque llevas dos tubos colgando, nos mandaron a planta para poder dormir y descansar.

Buenas noches.

A la mañana siguiente, sin contracciones a la vista, me dieron de desayunar y nos mandaron a paritorio. Una nueva exploración determinó que había borrado el 60% del cuello del útero, (ni tan mal), y que estaba dilatada de unos 2 cm. Por experiencia sé que no soy una máquina de la dilatación, sino más bien todo lo contrario pero una vez paso de los 5, luego me vengo muy arriba y dilato a la velocidad del rayo.

Retiran el balón

Entonces decidieron retirarme el balón, para comenzar con la oxitocina, ¡que comience la fiesta! No sabría decir a qué hora me pusieron el goteo, calculo que serían las 11 o 12 de la mañana, más o menos.

A las 13:00 horas enviaba este vídeo a mi familia con la frase “Empiezan las contracciones”:

[wpvideo gdDBw2MP]

Para que veáis que una no pierde el sentido de humor, ni en el paritorio.

Y estaba yo tan contenta con las contracciones, dolorosas sí, pero se aguantaban bastante bien. Mi matrona me preguntó si quería epidural y dije que sí pero que todavía podía aguantar un poco. Pero me recomendó no esperar mucho y oye, las expertas son ellas. Con niñamolona la epidural ralentizó las contracciones; con niñomolón aguanté lo máximo porque no quería que pasara lo mismo y la verdad es que tenían razón y no ralentizó nada, fue ponerme la epidural, romper la bolsa y la cosa empezó a animarse; con esta pues me dejé llevar por la recomendación, así que “me ponga una de epidural, please!”

Y llegó el anestesista con un residente muy dispuesto. He de decir, llegados a este punto, que tengo un trauma de la infancia y las agujas y yo, no nos llevamos nada bien. Es cierto que he ido mejorando con los años, tengo mis técnicas para relajarme, no marearme, etc. pero oye, que el residente en cuestión no atinaba y el hombre se puso nervioso. Y yo, al ver que tardaban tanto y notando que me estaban ahí pinchando, aún sin dolor, empecé a ponerme nerviosa. No es una cuestión de dolor, es que realmente me da muchísima tirria que estén ahí pinchándome.

La cosa se complicó al punto de que me puse pálida como la pared y empecé a marearme. Marido muy dispuesto empezó a abanicarme pero, finalmente, optaron por tumbarme y pincharme en posición fetal. “Toma chute maja, empezará a hacer efecto en unos 20 minutos”. Y se fueron a seguir poniendo epidurales a toda la planta, porque yo no sé qué pasó el día 9 de enero, pero medio Madrid se puso de parto y éramos 17 trayendo niños al mundo.

He de puntualizar que esto que me pasó con la epidural no suele pasar. De hecho las otras dos veces que me la han puesto en mis anteriores partos la cosa fue rápida e indolora. ¡No se me vayan a preocupar las embarazadas que me estéis leyendo!

Continuará…

La segunda parte del parto la publicaré mañana, para que no me tengáis que estar en vilo mucho tiempo. No me odiéis, así es más emocionante si cabe 😉

Hasta lueguiiiii…

parirconpelazoesdeguapas

Parir con pelazo es de guapas

Si no puedes con la vida esperando, te recomiendo que calmes tus ansias con la lectura de mis otros dos partos:

¡Hasta mañana, molonas! entre tanto, recordad que os espero en instagram 😉

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