No soy nada amiga de las polémicas pero hay momentos en los que como madre, como periodista y como mujer, necesito decir en alto lo que pienso, más aún si se pone en entredicho la manera en la que estoy educando a mis hijos.

Todo viene a raíz de un mensaje que he recibido recientemente por haber descubierto el sexo de nuestro futuro bebé con una “tarta piñata”, cuyo interior debía esconder caramelos de color rosa o azul, para identificar si lo que venía era niña o niño. “¡Toma estereotipo!”… “SÍ, ¿Y QUÉ?”, ¿creéis que utilizando el naranja, el amarillo o el verde íbamos a salir de dudas?

rosa_nic3b1a.jpg

Comparto el comentario de este ser humano, ocultando su identidad por respeto:

azulyrosa

(lo de usar “x” ya es de traca”)

 

Vamos a ver, ¿de verdad crees que íbamos a meter en la tarta una maqueta con unos genitales porque eso es “más natural” y lo menos estereotipado?, ¿tú en serio opinas que el hecho de diferenciar el sexo con el rosa o el azul en una tarta va a suponer un conflicto que van a interiorizar mis pobres hijos -“q pena…”- y que en el futuro les va a suponer problemas con su identidad y sexualidad?

Pero voy más allá y voy por partes:

A mi hija le gusta el color rosa, los tutús, la purpurina y el cabello laaaargoooo… a mi hija NO le gustan especialmente las muñecas, pero disfruta mucho montando en bici, pintando, disfrazándose, practicando tiro con arco (que, por cierto, se le da genial), saltando charcos, cogiendo caracoles o haciendo construcciones. Ni su padre, ni yo, hemos puesto especial interés en los colores con los que les vestimos, nos da igual que sea azul, rosa, verde, gris o marrón.

Mi hijo de 2 años es un apasionado del motor, principalmente de los coches y las motos, pero no hace ascos a los camiones, los autobuses o las grúas. En nuestra familia no somos aficionados para nada al motor, así que es algo que le viene de serie, nadie le ha influido en ningún caso para que esa sea su preferencia. Además, le gusta acunar a un muñeco y dormirle cantándole nanas. No hay nada que le guste más que pasar la aspiradora o el trapo y “limpiar” la casa o pasearse en su bici sin pedales de color rosa. Y sí, cuando su hermana me pide que le pinte las uñas, él se apunta el primero ¡y no pasa nada!

Actúan por imitación y sé la responsabilidad que eso conlleva. Pero yo no voy a dejar de maquillarme o ponerme tacones porque de esa manera les esté influyendo con mi “feminidad”. Lo que sí están aprendiendo, desde el ejemplo, es a respetar, a dar las gracias, a pedir las cosas “por favor” y decir “perdón” cuando metemos la pata (todos, nosotros y ellos). Mis hijos ven cómo su padre y yo compartimos todas las tareas de nuestra casa y nuestra familia, ven a su padre hacer la comida o sacar la lavadora, a mí recoger o pasar el polvo, los dos les dedicamos tiempo, (esa suerte tenemos), jugamos con ellos, les bañamos, les contamos cuentos y les acompañamos hasta que se duermen. En este punto os recomiendo la lectura de un post que escribí allá por 2014 “Yo ayudo a mi marido”.

Los estereotipos

Estoy de acuerdo con que vayamos rompiendo con ciertos estereotipos, pero sin volvernos locos. Igual me cae la del pulpo por decir esto, pero mi opinión es igual de válida que la del resto. RESPETO.

Yo creo en una educación donde yo guío a mis hijos en muchas cosas, pero en las que les doy libertad para desarrollar sus gustos y preferencias. No les hago el camino, les preparo para que lo puedan recorrer ellos mismos. Si mi hijo se viste de princesa no me va a preocupar absolutamente nada. Si mi hija odiase los vestidos y quisiera vestir con pantalones o llevar el pelo corto, no seré yo la que dicte lo contrario. Son sus sueños, sus gustos, su inocencia ¿quién soy yo para interferir en eso?

Y aquí venimos los adultos, empeñados en influir e imponer nuestras preferencias, viendo fantasmas donde no los hay. Madres que se quejan porque a sus hijas les gusta vestir de rosa o ponerse lazos y ellas odian este color. Padres preocupados porque sus hijos quieren bailar o pintarse las uñas y son chicos, no vaya a ser que eso determine su sexualidad en un futuro… Ni una cosa, ni la otra, ¿dónde quedó el término medio?

Pues sí, hace poco descubrimos el sexo de mi nuevo bebé con una “tarta piñata” (muy recomendable la experiencia, si no lo habéis visto, podéis ver el vídeo pinchando aquí). Y me vi en la obligación de tener que aclarar que utilizábamos el rosa y el azul porque son colores que nos sirven para asociar y porque si el centro de la tarta hubiera sido amarillo, naranja o verde, no habríamos sabido si lo que viene es niña o niño.

¿De verdad el uso de esos colores determina un tipo de educación donde la mujer es sumisa y el hombre el macho alpha?, ¿de verdad que dejar de usar esos colores va a suponer que las mujeres vamos a tener igualdad de oportunidades y un salario equitativo con respecto al de los hombres?, ¿me lo estáis diciendo en serio?

Entonces, ¿por qué los baños se señalizan con un monigote con falda y pelo largo, para la mujer, y pelo corto y pantalones para el hombre?, ¿acaso las mujeres no vestimos con pantalones y llevamos el pelo corto? No, resulta que son letreros que se usan para ayudarnos a distinguir y punto, todavía no he visto a una mujer meterse en el baño de hombres por equivocación, porque ella lleva pantalones y no se sentía identificada con el cartelito en cuestión. Y punto y aparte merecen los nombres femeninos y masculinos, supongo que también tendremos que acabar con ellos, ¿no?

Conclusión

Entiendo y apoyo un feminismo que busque lograr una igualdad real, en derechos y obligaciones, desde el respeto, pero no que busque eliminar cualquier atisbo de feminidad o masculinidad. Porque no, no somos iguales en muchas cosas; la mujer puede gestar, parir y amamantar, eso nunca lo podrá hacer un hombre; la mujer suele tener más capacidad para desarrollar varias actividades a la vez y los hombres son más dados a centrarse en una sola acción (esto es algo biológico y objetivo, relacionado con el cuerpo calloso que une los dos hemisferios cerebrales, que según varios estudios es un 30% más grande en el caso de las mujeres y nos hace más capaces de ser “multitarea” y a los hombres, por ejemplo, más hábiles para leer mapas, etc.)…

Para mí lo importante, como madre, es no interferir en los gustos de mis hijos, en su desarrollo natural, quiero y deseo que forjen su personalidad libremente y respetar sus preferencias. Quiero educarles para que tengan seguridad en ellos mismos, para que sean felices y personas íntegras.

Insisto, esta es mi humilde opinión. Ellos son parte de mí, pero no me pertenecen ni siquiera cuando los llevo dentro; yo les guío y les ayudo, pero andar tienen que aprender a andar solitos. Por lo tanto, su padre y yo nos seguiremos esforzando cada día en ser el mejor ejemplo posible para ellos y eso no pasa ni por colores, ni por juegos, ni por ropa… Por último, su sexualidad es y será de ellos, ni un asunto tuyo, ni mío, solo de ellos.

Punto y final.

Que tengáis buen día y que os pongáis el color que os dé la real gana.

Todas las reclamaciones podéis dejarlas aquí abajo, en comentarios, eso sí, será de agradecer el respecto en vuestras exposiciones, recordad que vosotras también sois ejemplo para vuestros hijos.

 

* Nos vemos en  instagram, facebook y twitter *

 

 

Descárgate La Carta: La Magia de la Navidad

Sabemos que da penita que llegue este momento, pero igualmente puedes convertirlo en un momento especial.

Descárgate el calendario de Adviento

Disfruta del Calendario de Adviento de Educa en Positivo rellenando los siguientes pasos. ¡Qué lo disfrutes!

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.    Más información
Privacidad