Aunque me haga llamar Una madre molona, no penséis que me considero que sea así, al menos no todo el tiempo 😉 A veces una pincha, mete la pata… pero no pasa nada, todo forma parte del aprendizaje, ¿no? En este recorrido maternal he ido aprendiendo que hay determinadas cosas, más bien determinadas actitudes, que me ayudan a ser mejor madre y hoy las comparto con vosotros.

No sé si coincidiréis conmigo pero allá voy:

  1. No culparse por no llegar a todo. El concepto de madre todopoderosa, superwoman, que llega a todo, ya sabemos todas muy bien que no existe, entonces ¿por qué empeñarse en serlo? Si hay una forma de ser una madre molona es no culpándose, intentando hacer las cosas lo mejor posible pero sin exigirse más de la cuenta y no machacándonos si fallamos en algo. ¡Que la vida son dos días y hay que relativizar!
  2. No cargar la mochila en exceso. Muchas veces nos ponemos el listón demasiado alto. Querer ser muy estrictos en todo nos puede llegar a generar mucho estrés. Está bien establecer rutinas y horarios, pero también hay que dejar margen para que no se convierta en algo que nos ate y nos agobie si no podemos cumplirlo. Está fenomenal inculcar una dieta muy sana a nuestros hijos, por ejemplo, pero darse caprichos de vez en cuando también está bien; como también lo está que nuestros hijos estén entretenidos, pero no sufrir pánico a que se aburran y estar ahí encima todo el día ofreciendo estímulos y ocio… si somos así de estrictos en todo corremos el riesgo de que acaben siendo así ellos también y a vivir en un ambiente de tensión y frustración si uno, por lo que sea, “no llega”.
  3. Lo mismo con sus estudios, el querer que sean los mejores, que tengan siempre las mejores notas, que sepan tocar mil instrumentos y hacer mil deportes, también resulta bastante estresante. Si mi hija es buena en matemáticas pero no tan buena en lengua, entenderé que en una saque un notable o un sobresaliente pero en la otra un suficiente o un bien; esforzarse está genial, eso hay que inculcarlo, por supuesto, pero conociendo los límites y capacidades de cada uno. A todos hay cosas que se nos dan mejor y otras peor, es bueno saber qué es lo que mejor se les da para sacar lo mejor de ellos mismos, que estén motivados y encauzar hacia allí su futuro. Y también es bueno localizar qué es lo que no se les da tan bien para echarles un cable, ayudarles a sacarlo adelante pero no esperando a que en esa materia alcancen matrícula de honor. Es difícil -por no decir imposible- que absolutamente todo se nos de bien, ni a ellos, ni a nosotros.
  4. No vivir pendiente de aparentar, ni vivir más atento a lo que piensan los demás en lugar de vivir como realmente nos gustaría. ¿Sabéis el estrés que genera estar fingiendo todo el rato? está bien escuchar consejos pero tú tienes la última palabra y, por supuesto, no supedites tus decisiones al “qué dirán”. Si un día estás triste pues no pasa nada si no te sale sonreír, aunque ser positivos es buenísimo, también lo es ser sincero con uno mismo y vivir la maternidad y la paternidad con honestidad, asumiendo la cara A y también la cara B. Ni nosotros somos perfectos, ni nuestros hijos tampoco lo son y no pasa nada.
  5. No compararse con los demás. He visto tantas veces a madres y padres preocupados porque su hijo y el de al lado tienen la misma edad y mira, el otro hace esto, lo otro y lo de más allá y el suyo no. Y esto es aplicable a todo lo demás, como compararse con la madre de al lado que va siempre estupenda y puede con 5 hijos, más 3 del vecino, y encima le da tiempo a hacer magdalenas caseras sin bajarse de los tacones. Cada uno es de una forma distinta, con sus ritmos, etc. no es bueno vivir deseando tener la vida de el de al lado.
  6. No dejarse. Eres madre -o padre- pero tú sigues siendo tú, una persona única, con tus gustos, aficiones… ¿por qué renunciar a todo lo que eras antes?, ¡no tiene sentido! A mí me ayuda muchísimo disfrutar de una hora de entrenamiento para luego pasar una tarde estupenda con los niños. Un rato de no pensar, de estar a otra cosa, un rato dedicado para mí y para nadie más. Y puede ser cualquier afición desde pasear, hasta ir a la peluquería, hacer ganchillo, leer un buen libro, restaurar un mueble o ir a clase de yoga, ¡lo que sea! Y siempre se puede sacar tiempo, en mi caso madrugo más para poder tener tiempo para hacer deporte. Si no te cuadra entre semana pues el fin de semana pero recuerda que tú también existes.
  7. No descuidar la relación de pareja. Me parece un error tremendo no reservar momentos solo para los dos. El día a día, el trabajo, después atender la casa, que si uno baña a los niños, el otro hace la cena, que si los deberes de uno, que si la lavadora… ufffff… ¡y eso con suerte de estar los dos! el caso es que queda poquito tiempo para hablar, para mirarse a los ojos, para quererse un poco. Por lo menos una cita al mes debería de ser obligatoria. Busca canguro o tira de algún familiar o amigo de confianza, una relación de pareja sana repercute muy positivamente en vuestros hijos también.
  8. No ceder en todo. Los niños son como una hoja en blanco, las manías que van cogiendo desde pequeños luego son muy difíciles de corregir. Si tus hijos más que pedirte cosas te las exigen ten mucho cuidado. Hay que saber poner límites, hay que saber decir que “no” a determinadas cosas. No nos van a querer menos sino todo lo contrario, os lo aseguro. Muchas veces, el hecho de tener mucho trabajo, por ejemplo, y disponer de pocas horas para ellos nos puede hacer querer compensar el no estar con el permitirlo todo. Pero eso es un error. Es saludable que aprendan a pedir las cosas “por favor”, a dar las gracias después y, por supuesto, que entiendan y asuman que no todo puede ser. Es algo que algún día agradecerán y vosotros, como padres, también.
  9. Dedicar tiempo de calidad a nuestros hijos. Y subrayo el de calidad, sin distracciones cerca como el teléfono o la tele; tiempo para leer un cuento, para hacer un puzzle, para jugar o para cenar de forma tranquila y contarnos qué tal ha ido el día, qué hemos hecho cada uno, etc. Las prisas son malas consejeras pero tenemos que hacer un esfuerzo porque realmente compensa. Yo he descubierto que ese rato juntos, como el de lectura antes de dormir, nos ayuda a disfrutar, sin nervios, sin prisas… Son momentos únicos, que formarán parte de sus recuerdos cuando sean mayores.
familia-2

foto de Lourdes Balduque

Espero que os haya gustado y que dejéis vuestros comentarios contando qué creéis que os ayuda a ser mejores padres, seguro que salen buenísimas ideas entre todos 🙂

¡Que tengáis un día muy molón! os espero en InstagramFacebook y Twitter.

Descárgate La Carta: La Magia de la Navidad

Sabemos que da penita que llegue este momento, pero igualmente puedes convertirlo en un momento especial.

Descárgate el calendario de Adviento

Disfruta del Calendario de Adviento de Educa en Positivo rellenando los siguientes pasos. ¡Qué lo disfrutes!

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.    Más información
Privacidad