Uno de los objetivos fundamentales que tenemos cuando nos convertimos en padres es que nuestros hijos sean felices; contribuir a que tengan una infancia saludable y feliz y, a la vez, prepararles para la vida adulta. Hoy os cuento una serie de puntos que leí en un artículo de Katie Hurley -psicoterapeuta experta en maternidad y paternidad y escritora norteamericana- y que he querido traducir, adaptar y compartir con vosotros porque creo que merece mucho la pena.

Son 8 “secretos” relativamente sencillos de seguir. Allá vamos:

  1. Rutina: Los niños necesitan rutinas y orden. Parece una tontería, pero saber qué va a pasar después les ayuda a estar más tranquilos. Por eso es bueno establecer un horario fijo de comidas, baño, cuento, etc.
  2. Descanso: Necesitan dormir bien. Es fundamental que no nos den las tantas de las noche para acostarles y, menos aún, cuando al día siguiente toca madrugar. La falta de sueño no solo afecta a su estado de ánimo, sino también a su rendimiento, memoria, etc. Hay niños que duermen mejor que otros y, aunque eso no lo podamos controlar, sí podemos ayudar a fomentar unos buenos hábitos de sueño: rutina, tranquilidad, baño calentito, cuento, nana… Hace poco os contaba en este vídeo cómo abordamos este tema en Villa Molona.
  3. Juego: Jugar sin instrucciones. Tan sencillo y a la vez tan olvidado en estos tiemposfelicidad que corren. Hoy por hoy existen demasiados juguetes que ya lo dan todo hecho y no permiten a nuestros hijos imaginar y crear. Os acordáis de aquello que nos decían nuestros padres “yo con un palo y 4 chapas pasaba la tarde jugando” pues es lo que los niños necesitan: crear, jugar, imaginar como parte de su desarrollo. Por lo tanto, no hay que olvidar incluir un rato dedicado al juego en su rutina y, si el tiempo lo permite, al aire libre mejor.
  4. Alimentación: Comer bien. Tal cual, ¿no os pasa que cuando tenéis hambre estáis más irascibles? Pues a los niños les pasa igual, deben comer a intervalos regulares para saciar sus necesidades nutricionales. Igual de importantes son las comidas centrales -si pueden ser en familia mejor- como lo son los pequeños tentempiés. Si están demasiado ocupados jugando o entretenidos con algo es bueno tener a mano una pieza de fruta, un sándwich o un actimel, cosas fáciles de llevar y que les entran bastante bien.
  5. Emociones: Hay que permitirles expresar sus emociones. Cuando un adulto se siente triste o tiene preocupaciones, sabe cómo tiene qué actuar, a quién recurrir: lo mismo llamas a un buen amigo o sales a hacer ejercicio. Pero los niños todavía tienen que aprender a manejar estas situaciones y a entender sus propias emociones. No es bueno que les enseñemos a guardárselas porque, a largo plazo puede ser muy perjudicial. Una rabieta a todo trapo es toda una prueba de fuego para los padres pero a veces toca dejar que descarguen para luego poder dialogar, calmar y mimar. Y no estoy hablando de dejarles que se salgan con la suya, no me malinterpretéis, sencillamente hay que tener en cuenta que en ese estado de nervios es imposible que vayan a escuchar, ni a entender nada. Probad técnicas como el frasco de la calma, por ejemplo, y luego siempre hablad con ellos, preguntad cómo se sienten, explicadles que es normal tener sentimientos, etc. Y nunca, nunca le ridiculices por sentirse mal o por llorar.
  6. Autonomía y pequeñas decisiones: Evidentemente nosotros marcamos sus vidas, sus rutinas, sus obligaciones, etc. es decir, ellos no toman apenas decisiones. Es un ejercicio bueno para ellos poder tomar algunas elecciones; por ejemplo, que elijan entre jugar con un puzzle o salir a montar en bici; elegir entre un plato u otro (ojo, un plato u otro, no un menú tipo restaurante, no confundamos); qué actividades extraescolares prefieren. También participar de las tareas de la casa, como sacar la lavadora o ponerla, recoger la mesa después de comer, etc.
  7. Escucha: Escuchar a nuestros hijos. Es fundamental y muchas veces se nos olvida. Los niños que se sienten escuchados entran más en razón y tienen menos rabietas. Deberíamos acostumbrarnos siempre a preguntarles qué tal el día, qué actividades han hecho en el cole, etc. Eso fomentará más seguridad, más felicidad y más unión familiar.
  8. Amor: incondicional, de ese que los padres tenemos a raudales. Decirles lo mucho que les queremos, darles abrazos, etc. el afecto es fundamental para el desarrollo y para nuestra felicidad. Sin olvidar que una de las mejores formas de querer es aprender a perdonar y a pedir perdón. Cuando me equivoco siempre pido perdón, ¿pedir perdón a una niña de 3 años? Pues sí, lo hago porque dar ejemplo es la mejor forma de que ellos aprendan.

felicidad2

Como padres tenemos que dejar que se equivoquen también. Lo importante es que ellos sepan que estaremos ahí para ayudarles y apoyarles siempre.

Espero que os haya gustado, ¿añadiríais algún punto más? No olvidéis dejar un comentario y, si queréis, compartidlo con otros padres molones.

Que tengáis un día muy molón y recordad que os espero en  InstagramFacebook y Twitter 😉

 

 

Descárgate La Carta: La Magia de la Navidad

Sabemos que da penita que llegue este momento, pero igualmente puedes convertirlo en un momento especial.

Descárgate el calendario de Adviento

Disfruta del Calendario de Adviento de Educa en Positivo rellenando los siguientes pasos. ¡Qué lo disfrutes!

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.    Más información
Privacidad